¡Feliz día de San Patricio!

San Patricio con el báculo corolado por el trébol
Recordamos en esta entrada a uno de los santos de mayor relevancia dentro del cristianismo occidental: San Patricio.
Rondaba el año 400 de nuestra era cuando en la antigua Britania romana, nacía un varón dentro de una familia de ciudadanos romanos bien posicionados. Patricio se criaría con la cultura que la Edad Antigua nos ha dejado de manera tan lustrosa. Pero, sin embargo a los 16 años de edad, siendo un adolescente, era secuestrado y hecho esclavo por parte de unos piratas escotos, quienes le llevaron hasta la isla de Hibernia (Irlanda). 

En ese momento y durante sus seis años de cautiverio Patricio contactaba con una sociedad de clanes muy distinta a aquella en la que se había formado.
Una noche tuvo una revelación en forma de sueño, que le llamaba a dejar atrás la esclavitud y alcanzar la libertad, cosa que le llevó a caminar durante unos trescientos kilómetros hasta encontrar una barca que le conduciría nuevamente hasta la isla que le vió nacer.
Producto de su educación cristiana (su padre fue diácono además de decurión), entendió que su misión, inspirada por el Espíritu Santo, era Evangelizar la isla que le llamó a la esclavitud y a la que él quería corresponder con el mensaje de libertad y salvación de Jesucristo.
Cuando regresa a Irlanda, ahora como ministro de la Iglesia, rápidamente se hace de una serie de colaboradores (San Kevin, San Fergal) quienes le ayudarán a acabar con los druidas y las supersticiones, que eran tan comunes en el sistema de clanes y para ello se ayudará del que en la actualidad es uno de los símbolos nacionales irlandeses: el trébol.
Las tres hojas del trébol le sirvieron para explicar el Misterio de la Santísima Trinidad en el que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo son tres partes distindas de la misma divinidad (Dios Uno y Trino).
San Patricio murió en torno al año 461 de nuestra era y se atribuyen alguas leyendas, como que erradicó las serpientes de Irlanda. Lo que sí es cierto es que supo Evangelizar una isla entera convenciendo al corazón de quienes le escuchaban. Su mensaje decidido y convencido generó un movimiento de monjes que por primera vez en el cristianismo de los primeros siglos dejaron de estar adscritos a una parroquia y salieron a Evangelizar allá donde hubiese necesidad. 

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